Los lagares rupestres son pequeños centros de prensado de uva y procesamiento del mosto situados al aire libre, labrados en las múltiples plataformas de piedra caliza y arenisca que salpican el paisaje riojano. La gran mayoría están datados a partir del siglo X d.C, aunque todas las dataciones se han realizado a través de referencias en textos antiguos (siendo la más antigua en el 959 d.C.) o a través de correlación estratigráfica con las necrópolis que las rodean.
Generalmente hay dos tipos de lagares, unos de pisado de uva y otros de prensado, la principal diferencia entre ellos es que los de prensado en su día tenían una prensa de madera, con su correspondiente estructura. Las de este tipo suelen estar situadas en lugares donde el terreno permitiera asentar la estructura sobre una pared.
El segundo tipo y más antiguo son los lagares de pisado, que no requieren de ninguna estructura ajena a la piedra para realizar su función, siendo los propios agricultores quienes realizarían el pisado de la uva para extraer el mosto. Tomando como ejemplo ese mismo lagar, podemos decir que se componen por una pileta de pisado (la piscina de mayor tamaño), unos canales o caños por los que circularía el mosto, y finalmente una pileta de decantación, donde se dejaría reposar el mosto y se recogería.