Situada a los pies del cerro de La Mota, núcleo primitivo de la ciudad, actualmente conocido como cLa Atalaya” construida bajo la protección de los Condestables de Castilla.
Sin duda lo más especial de toda esta gran construcción es la torre que sentó precedente en otras muchas posteriores como la de Santa María la Redonda de Logroño (1742) o la de la Catedral de Santo Domingo de la Calzada (1765). Su parte inferior es obra de Juan de Raón de 1671 de estilo gótico y de forma cuadrada. La superior más barroca es de Agustín Ruiz de Azcárraga de 1720 y tiene un cuerpo de campanas octogonal que está coronado por una cúpula con linterna.
En el exterior es de destacar la portada principal bajo arco con escenas del Calvario e imaginería de los Apóstoles y el Padre Eterno junto a los escudos de los Velasco. Es una obra de estilo plateresco realizada por Felipe Vigarny, uno de los escultores más destacados del Renacimiento español. La decoración con candelieri, grutescos y guirnaldas realizada en piedra y restaurada en 1999, introduce en La Rioja un nuevo estilo escultórico de corte renacentista italiano y supone la transición de la iglesia antigua a la iglesia actual estructuralmente a la manera de arco de triunfo.
Se construyó sobre un edificio anterior realizado en piedra de sillería. La planta de salón o “hallen kirche” alemana está dividida en tres naves de igual altura sin transepto con quince bóvedas de crucería estrellada y diferentes arcos geométricos sobre arcos apuntados y columnas y pilastras adosadas. En el interior destacamos el coro y el retablo.
En el coro podemos contemplar la sillería de finales del s.XVII y el órgano de 1798 de Domingo Garagalza y el gran retablo del altar mayor es el más grande de toda La Rioja, data de 1730 y fue realizado en madera policromada con gran decoración que nos produce la sensación de relleno de todo el espacio, el “Horror Vacui”.